SOBREVIVIR A LA “PLASTISFERA”, DESAFíO DE LA HUMANIDAD

Cada minuto se compran un millón de botellas de plástico que se van sumando a los 7 mil millones de toneladas de desechos plásticos generados hasta hoy. Una dinámica en el mundo que ha dado origen a la plastisfera, como se denomina al nuevo hábitat microbiano marino en el que, en particular los microplásticos (partículas cuyo diámetro es inferior a 5 mm), son parte del entorno natural y son registro fósil de la Tierra, así como en un marcador formal del Antropoceno, nuestra era geológica.

Justo el tema de este Día Mundial del Medio Ambiente es la contaminación por plásticos. Según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el problema vaen aumento a pesar de avances en legislaciones: alrededor de 400 millones de toneladas de plástico se producen en el mundo cada año y más de la mitad tienen vida útil de un solo uso. Otro problema en torno a este tipo de plásticos es que alrededor del 98% de los productos de plástico de un solo uso se fabrican a partir de combustibles fósiles vírgenes.

Los reportes históricos de este organismo registran que desde la década de 1970, la tasa de producción de plástico ha crecido más rápido que la de cualquier otro material y de mantenerse las tendencia, que han mostrado un aumento gradual sostenido con un pico en la década pasada, se estima que la producción mundial de plástico primario alcanzará los mil 100 millones de toneladas en 2050.

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Los desechos plásticos contaminan desde los picos de las montañas hasta las profundidades marinas. Se estima que entre 19 y 23 millones de toneladas de desechos plásticos terminan cada año en lagos, ríos y mares. Se calcula que mil ríos en todo el mundo son los encargados de transportar la basura que constituye el 80% de las emisiones anuales mundiales de plástico fluvial en los océanos, que oscilan entre 0.8 y 2.7 ??millones de toneladas por año; entre estos, los ríos urbanos pequeños figuran entre los más contaminantes. Un ejemplo en México son ríos y cuencas contaminadas por aguas negras y grises como los ríos Santiago-Lerma (en Guanajuato y Estado de México), Tula (Hidalgo) y Atoyac (Tlaxcala, Puebla y Oaxaca).

El río Misisipi, la vía fluvial más importante de EU drena el 40% de su territorio continental, convirtiéndose en un canal que conduce la basura hasta el Golfo de México. Según datos recopilados por Iniciativa Contra la Contaminación Plástica del Río Mississippi, más del 74% de la basura catalogada en los sitios piloto a lo largo de este cuerpo hídrico está conformada por desechos plásticos.

Se estima que a la fecha existen 200 millones de toneladas de plástico viajando por los ríos que llegan a los océanos y la cantidad de desechos plásticos que ingresan a los ecosistemas acuáticos podría casi triplicarse de entre 9 a 14 millones de toneladas por año hasta generar un estimado en el mundo de 23 a 37 millones de toneladas por año en el 2040.

Las botellas de plástico dominan los desechos en el océano, y se estima que 1 millón de botellas llegan al mar cada minuto. El material predominante es el tereftalato de polietileno (PET). De acuerdo con el Instituto Mexicano del Plástico Industrial (IMPI), en México, cada año, se comercializan 30 mil millones de botellas y garrafones de este material, de los cuales sólo se reúsa o recicla 5%.

En este proceso de muy lenta degradación se generan los microplásticos, capaces de penetrar en el cuerpo humano a través de inhalación, absorción y acumulación en ciertos órganos. Se han encontrado microplásticos en nuestros pulmones, hígados, bazos y riñones. De hecho, un estudio detectó recientemente microplásticos en las placentas de los recién nacidos. Su impacto total en la salud humana aún es desconocido; sin embargo, existe evidencia significativa de que los productos químicos asociados a los plásticos, como el metilmercurio, los plastificantes y los retardantes de llama, pueden penetrar fácilmente en el cuerpo y se ha evidenciado su asociación con problemas de salud.

Es así que el destino del plástico es variado. Las partículas pueden ingresar al interior de un cuerpo humano, pueden convertirse en el bocado asesino de un espécimen marino (más de 800 especies marinas y costeras se ven afectadas por ingestión, enredo y otros peligros) o formar parte de nuevos y complejos hábitats marinos aún en estudio.

Los secretos de la plastisfera

El término de plastisfera fue acuñado hace 13 años cuando Linda Amaral-Zettler, microbióloga marina del Royal Netherlands Institute de Investigación Marina, recolectaba muestras de plástico para un crucero de investigación con el objetivo de caracterizar organismos que se adhieren al plástico. La palabra surgió así para describir a la comunidad de organismos que crecen en torno a estos materiales cada vez más abundantes en distintos ecosistemas.

La concentración más tristemente famosa de desechos plásticos transportados por el mar es el gran parche de basura del Pacífico, una enorme mancha plástica en el océano que ocupa un área mayor a la de México. Esta masa plástica fue descrita por primera vez hace justo una década en un estudio para referirse a un colectivo de organismos colonizadores de plástico, incluidas bacterias y hongos. Paulatinamente, se encontraron interrelaciones de organismos más grandes, desde cangrejos hasta medusas, que atraviesan los océanos en plásticos marinos.

Los estudios en estos ecosistemas han encontrado bacterias capaces de descomponer estos materiales y han sido nombradas coloquialmente como “devoradoras de plástico”. Algunos que se han detectado son Thioclava sp. BHET1 y Bacillus sp. BHET2, organismos con una cantidad enriquecida de genes que les confiere adaptaciones específicas para evolucionar en su hábitat plástico. Además de bacterias, en la plastisfera hay organismos que realizan la fotosíntesis, así como depredadores, presas, simbiontes y parásitos; es decir, toda una comunidad biológica.

A estos ecosistemas les ha llevado poco evolucionar. La “invención” humana de la plastisfera ha demostrado sobrevivir con éxito en un material de gran durabilidad. Otro estudio descubrió un tipo de bacteria que se sabe que contiene varias especies de patógenos, incluidos algunos asociados a enfermedades gastrointestinales. Las bacterias se desarrollan cuando los plásticos sumergidos en el agua atraen carbono, hierro, nitrógeno y fósforo, que a su vez atraen a los microbios.

Las consecuencias a largo plazo aún son desconocidas, pero varias de estas relaciones están siendo estudiadas. Es así que las principales líneas de investigación que en la actualidad se han desarrollado en torno a la plastisfera, tienen que ver con dos campos de estudio: patógenos potenciales y microbios con potencial para biodegradar hidrocarburos, como los “comedores” de plástico.

Soluciones fuera del laboratorio

El Día Mundial del Ambiente trata de hacer eco en los esfuerzos individuales y sociales contra la lucha plástica. Los organismos internacionales en favor del medio ambiente subrayan la importancia de las empresas que pueden eliminar los embalajes, envases o artículos de plástico si rediseñan el producto en favor de la sostenibilidad e innovan en sus modelos de negocio para reemplazar los plásticos de un solo uso por productos reutilizables. Subrayan que para lograr un impacto realmente confiable es necesario mantener canales de información fiable y transparente sobre sostenibilidad para que los consumidores puedan realizar compras con conocimiento de causa, más allá de ser víctimas de publicidad sin un verdadero impacto ecológico.

También pueden aumentar el uso de material reciclado en la fabricación de nuevos productos con el fin de hacer circular el plástico en la economía. En la actualidad se calcula que menos del 10% del plástico generado se recicla. Según datos del Banco Mundial, un cambio hacia una economía circular puede reducir el volumen de plásticos que llegan a los océanos en más de un 80% para 2040; reducir la producción de plástico virgen en un 55%; y de paso ahorrar a los gobiernos 70 mil millones de dólares.

Para resolver esta crisis, los gobiernos y sector privado deben potenciar e implementar medidas eficaces. El Día Mundial del Medio Ambiente 2023 tendrá el apoyo del Gobierno de los Países Bajos, que es ejemplo en la implementación de medidas ambiciosas relativas a todo el ciclo de vida del plástico. Los Países Bajos firmaron la adopción del Compromiso Global por la Nueva Economía del Plástico e integraron la Alianza Mundial sobre la Basura Marina. También forman parte de la Coalición de Alta Ambición que pretende elaborar un instrumento internacional jurídicamente vinculante para combatir la contaminación por plásticos que podría estar listo a finales de este año.

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