LA RESPONSABILIDAD EN LA ENSEñANZA

(Expansión) - Me gustaría compartir una reflexión sobre la responsabilidad en la enseñanza de todos quienes nos dedicamos a la docencia. Cada año escuchamos cosas padres hacia los maestros, agradecimiento por el compromiso y dedicación, pero creo que vale la pena tomar un momento para reflexionar desde el otro lado sobre la actividad que desempeñamos. En lo personal, he encontrado al estar frente de un aula, la posibilidad de crecer como persona; las enseñanzas de mis poco más de 700 alumnos me han marcado de una forma o de otra, unos me han maravillado sobre el potencial que pueden explotar y otros simplemente una decepción por su mediocridad, ello representa una gran área de oportunidad para mí, porque no pude transmitir u ofrecerles herramientas para su vida.

Fuera de esos contados casos, han sido más las satisfacciones. Cada uno de estos grandes seres humanos me ha aportado distintas visiones del mundo, obligándome a reflexionar sobre mis posturas y complementar puntos de vista en los cuales coincidimos. Como mencioné, es adecuado hacer un alto y ponderar la gran responsabilidad de estar frente a un grupo; siempre me he visto como compañero de aprendizaje más que un profesor, porque eso me recuerda la humildad, al entender que no lo sé todo y que también puedo aprender de los jóvenes. El reto es cómo ser un líder para encaminar todas sus potencialidades, que en primera se encuentren tanto personal como profesionalmente, pero también, que definan y se atrevan a emprender su propio camino, dejando una huella con quienes les rodean. Todo ello me impulsa a mejorar en cada curso, actualizar los contenidos, incorporar temas de debate y reflexión. Tengo una premisa de la que siempre parto, todo el conocimiento que les pudiera transmitir lo pueden encontrar en libros o en internet; sin embargo, lo que busco es impulsar sus capacidades de reflexión, solución de problemas, innovación, resilencia; además de compartirles mis experiencias cotidianas y experiencias de muchos años. Algo que siempre me funciona es platicarles mi propia trayectoria, en donde jamás me imaginé trabajar en un banco o dedicarme a la educación financiera, pero muchas veces lo que no sucede es lo mejor que nos podría haber pasado y lo que en realidad ocurre, es lo óptimo. Con ello, les insisto en que no se frustren, el fracaso no es la última palabra y éste se puede convertir en uno de sus mejores maestros. También hago mías las palabras de Antonio del Valle Perochena cuando nos insiste en que las oportunidades están ahí para quien decida aprovecharlas y es cierto. Hoy es fundamental aprender a capitalizarlas en nuestro beneficio sin olvidar a nuestro entorno. Lo que más satisfacción me da es cuando les insisto en la ética y la moral, les hablo que la línea es muy delgada entre actuar siempre con rectitud y la podredumbre, aparentemente el camino es más sencillo, cuando no nos comportamos así, pero a la larga el daño está hecho y no hay vuelta atrás. Me gusta despertar la importancia de aprender a trabajar verdaderamente en equipo y pensar en ideales más grandes como en nuestro país, del que necesita un compromiso auténtico y crear una conciencia de nación, sin polarizaciones o etiquetas.

Son muchos años desde la primera sesión de clase, la emoción de conocer al grupo es enorme, incluso desde que veo cómo se van inscribiendo y me aventuro a pensar en sus historias, lo que les gusta, sus pasiones y aficiones, pero también sus miedos para trabajarlos juntos con el objetivo de convertirlos en sus mejores aliados. Hasta hoy, no hay ocasión en la que no tenga la misma sensación, altas expectativas e incluso la adrenalina del primer encuentro. Estoy convencido que el día que eso desaparezca marcará la fecha en que abandone las aulas para siempre. Solo me queda agradecer a todos los jóvenes con quienes he aprendido tanto, que me motivan a seguir en un salón de clase y que son mi motor para renovar mi compromiso de contribuir en algo - un pequeño grano de arena - con la formación de generaciones de hombres y mujeres rectas que trabajen por México y por ellos mismos. Gran responsabilidad tengo en mis manos y espero que se vea reflejado todo este gran empeño y amor con el que comparto mis sesiones. Nota del editor: Adolfo Ruiz Guzmán es egresado de la Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y del MBA por la Universidad Anáhuac México Campus Sur, cuenta con distintas certificaciones y especialidades, entre ellas, Asesor de Estrategias de Inversión por la AMIB, por el IORTV en España y Harvard Business School; además de ser piloto aviador por la Escuela AIRE. Actualmente se desempeña como Director de Comunicación y Relaciones Públicas de Grupo Financiero B×+, conferencista nacional e internacional. Tiene una trayectoria de 13 años en comunicación del sector financiero e impulsor de la creación de la cultura financiera en nuestro país. Síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor. Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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